Cuando estamos comenzando a practicar la atención plena, lo podemos mirar a través de una perspectiva general. Este primer paso hará que aplicar el orden en la vida sea un poco más fácil.
Por suerte, tienes muchas maneras de empezar a practicar la
atención plena todos los días.
No necesitas materiales lujosos o costosos. Ni ir a ninguna parte. Todo lo que necesitas es tomar algunas respiraciones profundas y tu cerebro, nada más.
Desacelerar
En el ajetreado mundo actual en el que estamos viviendo a "modo de rutina", reducir la velocidad puede ser súper difícil. Siempre sentimos que necesitamos estar en movimiento para trabajar en el siguiente proyecto.
Esto a veces puede requerir que necesitemos comer mientras
trabajamos en nuestros escritorios, estar pendientes de una llamada mientras
caminamos hacia nuestro próximo destino, o incluso para posponer el sueño por
unas horas.
Si bien esas prácticas son excelentes para trabajar, también
pueden ser muy estresantes y pueden dañar tu cuerpo y tu cerebro con el
tiempo.
Para comenzar a practicar la atención plena, debes reducir la
velocidad.
A veces, esto significa apagar tu computadora portátil
mientras comes tu almuerzo y darte un descanso después del almuerzo, apagar el
teléfono, la tv o la tablet antes de acostarse.
Con todas estas prácticas siguientes, te animamos a que comiences,
y sería increíble si de repente pudieras cambiar tus hábitos en prácticas
conscientes más saludables de la noche a la mañana, sin embargo, esta expectativa
no es realista en absoluto.
Comienza con pequeños cambios y auméntalos poco a poco. Para
comenzar a disminuir la velocidad durante el día, concéntrate primero en la
comida, en lo que estas comiendo y cómo estás comiendo. Siendo consciente de
ello.
Asegúrate de no compaginar tus comidas con tu trabajo para
que puedas concentrarte y ser más consciente de tu comida. Una vez que te
sientes cómodo con estas prácticas, vas agregando una práctica más.
Participa en actividades en donde necesites más enfoque y
concentración, esto ayuda a potencializar tu memoria y hacer tus labores con
más calma y atención. Esto ayuda a evitar que se acumule desorden, y te ayudará
a ser más consciente de lo que haces con todas tus cosas.
Cuando estás haciendo una actividad, como por ejemplo lavar los
platos, sé consciente de cada acción que está haciendo. Permítete tomar conciencia
del agua que golpea tus manos (o tus guantes si los tienes) y ser consciente de
cada plato que estás limpiando. Disminuye la velocidad de lavado y dejar los
platos perfectamente limpios.
Para algunos, incorporar respiraciones profundas mientras se realizan actividades repetitivas puede ser un extra muy beneficioso.
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Otro aspecto importante de la atención plena es evitar
pensar en actividades de resentimiento o disgusto. Incluso si odias absolutamente
lavar los platos, en lugar de pensar en lo mucho que odias la actividad, piensa
en lo bien que se sentirá tener los platos limpios y no tener desorden en el
fregadero.
Con el tiempo, pensar en actividades con una mentalidad
positiva, en vez de tener pensamientos de resentimiento, llegará el tiempo en
que lo harás de manera natural, con menos resentimientos y emociones negativas.
Toma nota de factores
desencadenantes
Practicar la atención plena no se trata solo de las acciones
o decisiones que tomas, sino también se trata de cómo piensas y respondes a los
eventos. Los humanos no somos positivos todo el tiempo. Algunas cosas nos hacen
doler, molestar y enojar.
Sin embargo, a veces somos demasiado rápidos en responder
con emociones negativas, haciéndole caso al cerebro primitivo que todos tenemos
todavía, desde el tiempo de las cavernas, cuando lo necesitábamos para poder
sobrevivir. Ahora, nuestra realidad ya no necesita de esas reacciones
primitivas, porque no estamos en peligro, no necesitamos atacar demasiado a los
demás.
Presta atención a los
eventos que te hacen estallar de emoción.
¿Qué te enoja y qué te molesta? Esto puede ser una de las
prácticas de atención plena más difíciles de incorporar por completo en tu vida.
No te rindas si esta práctica te lleva mucho de tiempo para dominarla.
Digamos que experimentas mucha ira cuando alguien rompe tu
vaso favorito. La respuesta reaccionaria sería ir a buscar a esa persona y empezar
a gritarle. Sin embargo, este camino probablemente te conducirá a una relación cada
vez más destructiva, y podrías hacer o decir algo que después te puedes
arrepentir.
Este es el momento perfecto para notar esta reacción. Es
comprensible que romper un objeto que aprecias te enoje demasiado. Ahora sabes
que esta ira se desencadena con este evento. Esto además te ayuda a conocerte a
ti mismo/a. Ahora eres consciente de esta emoción. Al ser consciente de este
sentimiento, puedes tomarte un momento antes de hablar con la persona a la que
rompió el vaso.
Respirar profundamente, unas cuantas veces te permitirá pensar en cómo quieres reaccionar y las palabras que le dirás. Al ser consciente, puedes decidir el camino que quieres tomar cuando se produce un desencadenante.
Esto te da más poder porque en lugar de dejarte llevar por emociones negativas, podrás evitar el estrés, sentirte mejor contigo mismo/a y evitar situaciones desagradables.
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