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Esta frase "quiero ser feliz contigo" suena como una canción romántica, algo muy sutil pero en realidad suena como si no fuéramos felices con nosotros mismos, como si nuestra felicidad dependiera de otras personas.
La felicidad es uno de los objetivos más buscados en la vida. Todos queremos ser felices, pero a menudo buscamos esa felicidad en las cosas o personas equivocadas. Podemos pensar que la felicidad se encuentra en el éxito, la riqueza o la fama, pero en realidad, la verdadera felicidad proviene de nuestro yo interno. Lo demás, lo externo puede sumarse a esa felicidad interna que todos llevamos dentro.
La frase "quiero ser feliz contigo" es una de las más hermosas que se pueden decir en una relación de pareja, cada persona se puede sentir muy bien si viene alguien y lo dice. Realmente la felicidad proviene de nuestro interior.
Si no fuera así, todos seríamos muy felices en todos los aspectos de nuestra vida, pero la realidad es muy distinta. Claro que podemos ser felices con otras personas, pero si no somos felices con nosotros mismos, la felicidad solo sería efímera. Y pensamos que nos casamos esperando que la pareja nos hará felices, que esa es la razón por la que uno se casa. Esto no funciona así.
Es claro que podemos compartir momentos de alegría y tristeza con los demás, de apoyarse mutuamente en los desafíos de la vida y de celebrar los triunfos juntos. Pero ser feliz con alguien es sólo una ilusión que nos pinta el cine, el teatro, las revistas o los periódicos.
Es por esta razón que jamás podemos alcanzar esa felicidad tan anhelada que nos dicen los cuentos de hadas desde pequeños. El rey va y conquista a la Cenicienta y son felices para siempre, todo esto es una ilusión.
Para alcanzar la verdadera felicidad, debemos ser felices con nosotros mismos antes que con cualquier persona. La felicidad es la conquista de nosotros mismos, debemos sentirnos bien cuando estamos solos, con nosotros mismos.
Sin esta relación interna, la felicidad es efímera e inalcanzable. Sólo se pueden conseguir algunos ratos de felicidad con la pareja, con familiares o amigos cercanos. Antes de tener relaciones armoniosas con otras personas, primero debemos comulgar con nosotros mismos, amarnos y perdonarnos a nosotros mismos si es preciso y no al revés.
Ahora, para proyectar esa felicidad en una relación, es importante tener una comunicación abierta y honesta. Debemos ser capaces de expresar nuestros sentimientos y necesidades, así como escuchar los de nuestra pareja. También es importante ser respetuosos y comprensivos el uno con el otro, incluso en momentos de conflicto.
Así como es adentro, es afuera.
Todos estos ingredientes, felicidad, confianza, amistad, ternura, compasión, primero debemos sentirlo internamente, después podemos proyectarla hacia fuera de nosotros. Por ejemplo, la confianza es un ingrediente crucial en cualquier relación feliz. tanto con nosotros mismos como con los demás.
Debemos confiar tanto en nosotros mismos, como en nuestra pareja y saber que estará ahí para nosotros cada vez que los necesitemos. Esto significa ser leales y comprometidos el uno con el otro, incluso en los momentos difíciles.
La capacidad del disfrute es igualmente proporcional con nosotros mismos, como con los demás, desde disfrutar de las cosas simples de la vida, como observar un atardecer, hasta compartir un viaje, ya sea, contigo mismo/a o con tu pareja.
A menudo, nos enfocamos en las grandes celebraciones y los grandes momentos que vivimos con nuestros allegados. Pero la felicidad también se encuentra en los pequeños gestos de amor y cuidado diario, que tenemos al preparar un desayuno o salir a caminar por el parque en solitario o con tu pareja.
Por último, es importante recordar que para ser felices debemos ser capaces de encontrar la felicidad en nuestras propias vidas, cultivando nuestros propios intereses y pasatiempos. Cuando somos felices con nosotros mismos, somos capaces de llevar esa felicidad a nuestra relación.
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